MI OVILLO LINGÜÍSTICO (Loubna Bhallil de 2º de bachillerato A)




Yo abrí mis ojos en España, el quinto día del tercer mes, seis años después del 2000. En estas tierras me eduqué y me formé, siendo aprender la lengua de Cervantes la única hazaña que hice por este país. La inculqué en mi rutina diaria, la hablo dentro de casa y fuera de esta. Mi vida comenzó a girar únicamente en torno a su vasto vocabulario; cada elemento que compone al universo se expresaba por sus sustantivos, cada acción emprendida se reflejaba por sus verbos y cada cualidad percibida, por sus adjetivos. Asimismo, conozco gratamente el inglés ya que es un idioma eficiente en la comunicación entre personas de entornos muy diferentes; pudiendo adentrarse a un conocimiento invisible para una única lengua. Se considera una asignatura obligatoria en mi centro escolar, por tanto, me arrimo a la oportunidad recibida e intento cultivar lo máximo posible el lenguaje vector del mundo. Desde mi infancia, además, anhelaba ser capaz de hablar francés para lograr entender el murmullo incomprensible que provenía de mis primos. Al estar escrito, podía tener una vaga idea de lo que podría significar, pero hablaban tan rápido y con tanta efusividad que olvidaba el hecho que se trataba de una lengua romance muy próxima al español.

No obstante, mis padres provenían de Marruecos, donde se hablaba árabe. Cometí el error de restarle importancia durante mi infancia, hasta el punto de que mi comunicación con el resto de hablantes de esa lengua roza la incoherencia. Mi padre viajó a España, con los años de los que actualmente gozo, donde buscaba una luz a la cual ceñirse escapando de su situación, caracterizada por una miseria constante. Hablaba francés desde sus días de primaria ya que era una asignatura obligatoria en Marruecos, por lo cual comprendió el español enseguida. Asimismo, se encontraba rodeado de amigos con los que podía entablar conversaciones frecuentemente. Mi madre, aún educada en mi lengua materna, nunca llegó a aprender el español con gran fluidez, sabiendo únicamente un vocabulario básico para conversar en reuniones escolares, preguntar en el supermercado o hablar con su médico. Aún estando capacitada para adherirse completamente conociendo el lenguaje, su vida estuvo hostigada por la constante labor de cuidar a sus hijos, no disponiendo de horas en su día para realizar las actividades que realmente le eran productivas para alcanzar su propia felicidad. Percibidos por otros ojos, se entiende que mis padres se han esforzado hasta su límite para crear las mejores condiciones para que sus hijos florezcan.

Mis abuelos viven en Marruecos y, por tanto, hablan árabe. No obstante, mi abuelo paterno logró viajar a Francia y Libia con el fin de expandir sus negocios, lo cual desembocó en una desalentadora quiebra que le obligó a trabajar en el sector ganadero en un modesto pueblo al este de Marruecos. A pesar de esto, obtuvo una inmersión lingüística y cultural que hizo brillar su memoria. Son personas que, a día de hoy, son muy devotas a sus labores religiosas y fundan una base inamovible para la familia, siendo la razón por la que nos reunimos cada festividad.

Mis bisabuelos, en cambio, conocían gratamente el idioma francés debido a la ocupación francesa que fustigó al país de la verde estrella en 1920. Estos lucharon, montados en caballos y con escopetas hechas del acero más pesado contra las tropas que amenazaban con despojarlos de la identidad construída desde hacía miles de años.

Todo este remolino de hilos culturales e ideológicos aportados por mis antecesores lograron que se continúe un legado el cual, sin el esfuerzo de estos, no hubiera perdurado hasta alcanzar a mis hermanos y a mí.

Nuestra condición humana se encuentra intrínsecamente ligada a la lengua; la cual puede comunicar acontecimientos tan milagrosos como un nacimiento, el éxito en un proyecto asistido por muchos tic-tacs del reloj o la salida de un ciclo vicioso. No obstante, tiene el poder de fragmentar; actuar como dagas que rompen la esperanza, anunciar fallecimientos inesperados e incluso, dividir a hermanos de una misma nación. Por esto, aunque para tí sean palabras que forman parte de una oración, para mí representan un arma destinadas para construir nuestro universo.


Ilustración: https://www.istockphoto.com/es/foto/ovillo-de-hilo-verde-para-tejido-aislado-sobre-fondo-blanco-gm918294950-252607538

Comentarios

  1. Olé, Loubna, por tu artículo. Has hecho un recorrido lingúístico por tu árbol genealógico que es tremendamente bello y emotivo. ¡Enhorabuena!

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